Programa Erasmus +

LOS PROBLEMAS DE REALIZAR UN TEXTO DE DESPEDIDA AL ALUMNADO DE BACHILLERATO

Cuando, hace cuatro días, me encargaron la tarea de realizar el discurso de despedida al alumnado de segundo de bachillerato me cogieron desprevenida y no supe decir: NO. Ayer me preguntaba por qué no lo había dicho. La respuesta es muy fácil: no se decir NO y si a ello añadimos que Julián puede ser muy convincente cuando se lo propone. Llegamos a la tarde de hoy.

A partir de ese momento pensé que, lo más rápido, era preparar una charla breve, y tradicional, puesto que no contaba con un plazo razonable para tejer un texto como requiere la ocasión. O, por lo menos, como a mí me gustaría que fuera.

Los problemas comenzaron desde el primer momento. No me llegaba la inspiración, el tiempo iba pasando inexorablemente y la cabeza estaba centrada en acabar las últimas correcciones, poner las notas finales, hablar con el equipo docente del curso para perfilar notas, etc. etc. o, como complacer las demandas de un brownie para el último día de clase.

Con todos estos pensamientos llegué al jueves -ayer-, sin haber escrito ni una sola línea. Las cosas empezaban a tener un cariz bastante negro y me sentía como cualquiera de vosotros cuando debe entregar un trabajo y espera al último día para hacerlo. ¡Cielos! ¡me estaba pasando lo mismo que a mis alumnos! ¡No me lo puedo creer!

Así pues, tomé una determinación. Lo mejor era iniciar esa charla, breve y tradicional, con unas reflexiones sobre vuestro paso por el Instituto y acabar con unas palabras que hicieran referencia al futuro. Nada fuera de lo común; muy poco original pero como ya estaba empezando a preocuparme el poco tiempo del que disponía, pensé que esta fórmula era la mejor.

Así las cosas, ayer, tras haber tenido algunas charlas con algunos de vosotros a lo largo de la mañana, que me dejaron la mente bajo mínimos, me puse manos a la obra nada más llegar a casa. Desempolvé de mi “libro de frases” algunas que me han acompañado a lo largo de mi vida como profesora de Geografía e Historia y me han sido muy útiles, no para impartir esas dos asignaturas, sino para trabajar el día a día junto a vosotros, para haceros ver que la vida no es tan simple como creemos y que se pueden cumplir metas, si nos lo proponemos y trabajamos duro.

Respecto a vuestro paso por el Instituto ¿qué puedo decir que no sepáis? Muchos de vosotros lleváis en él desde que llegasteis del colegio, un poco asustados por el cambio, sí, pero con la ilusión por comenzar una nueva etapa, ya “eráis mayores”. Ahora, casi sin daros cuenta os encontráis en el inicio de otra nueva etapa y sois “más mayores”.

Esta tarde culmináis un ciclo en el que habéis ido acumulando junto a vuestra formación otras vivencias que son las que, poco a poco, se han ido convirtiendo en un sedimento muy compacto que va a quedar para siempre marcado en vuestra columna estratigráfica emocional.  Días de exámenes y esfuerzos compartidos, noches en blanco, nervios, decepciones, inquietudes intelectuales – 2º A ha sido muy inquieto en las clases de Historia de España, demasiado inquieto diría yo, ¿no, Raúl? –  risas, llantos (el presupuesto en kleenex da fe de lo que digo), bromas, conversaciones compartidas, ilusiones, muchas ilusiones

y, sobre todo, amistades que habéis ido forjando a lo largo de estos años y que van a quedar para siempre fraguadas en vuestras vidas. Conservadlas, cuidadlas como algo muy valioso; Serrat dijo en una ocasión que tener amigos es la única acumulación que merece la pena en la vida y por la que no se pagan impuestos. Es más importante sumar e integrar amigos que restar y dividir rencores.

Si tuviera que evaluar todo esto, os daría un diez porque habéis sido capaces de llegar a la meta con todo ese bagaje acumulado a lo largo de estos años.

Estáis preparados para decir adiós al Instituto y a todo lo que representa. Decís adiós a los profesores y profesoras que os han guiado a lo largo de estos años y os marcháis a agarrar la vida con la fuerza que da la edad y, ellos, nosotros, quedaremos aquí, guardando el castillo, y esperando a una nueva promoción. Para nosotros la historia se repite todos los años y nos sentimos bien porque os vemos felices y satisfechos por el deber cumplido.

Haciendo estas reflexiones me vino a la mente -ya me estaba llegando la inspiración- menos mal porque eran las doce de la noche- una historia que leí en cierta ocasión que hablaba de un mozo de equipajes que trabajaba en la estación de ferrocarriles de Valladolid allá por los años 60 del siglo XX. El mozo ayudaba sin descanso a los viajeros que iban a la estación a coger el tren para marchar a la playa de vacaciones y, siempre, lo hacía con ganas, con alegría, siempre contento, con una sonrisa en los labios. Un buen día alguien le pregunto si él no se iba nunca de vacaciones, a lo que respondió: “Yo me marcho un poco en la maleta de cada viajero que va a la playa”.

Nosotros, los profesores y profesoras igual que ese mozo de equipajes, lo único que hacemos es ayudaros a hacer las maletas para el viaje que vais a emprender hacia vuestro destino y nos quedamos en el andén despidiéndoos con la mano extendida y con la satisfacción de haberos podido ayudar a embarcar felizmente en ese tren que representa vuestra vida a partir de ahora.

Que no os quepa la menor duda que hemos trabajado todo lo mejor que hemos sabido para que estéis lo mejor preparados para enfrentaros al mundo, pero, a partir de ahora, es vuestro trabajo y vuestro tesón los que os deben conducir al éxito.

Y ahora unos consejos: Poneos metas y esforzaos por alcanzarlas. (Andrea, Sandra, Diego) Seguid vuestro instinto y encontraréis aquello que os haga felices. (Natalia) Sed capaces de asimilar los fracasos y no busquéis a falsos culpables, buscad dentro de vosotros. (Alejandra, Mónica, Yaiza, Paulina). Trabajad, estudiad, leed, leed mucho; no os canséis de leer así llegaréis a ser personas con mentalidad crítica y libre. (esto va para todos) Colaborad con vuestros padres. (Guzmán) Si os perdéis, no os preocupéis, ya sabéis como encontrar el Norte. (Arturo). Id dibujando los mapas de vuestras vidas poco a poco, pausadamente; no os dejéis guiar por los viejos Atlas que, aunque joyas cartográficas han caído en desuso y, además, pesan mucho. (David, Lucía, María). Usad todo lo aprendido para cambiar el mundo (Ismael, Juliana, Mariló, Esther) y, por último, apagad el móvil, regalaos, de vez en cuando, un tiempo de silencio. (Jorge, Alexis, José Juan)

No quiero terminar sin dedicar dos líneas para los padres y madres. Nuestro más sincero agradecimiento por la confianza depositada en los equipos de profesores y profesoras que se han encargado de la formación académica de vuestros hijos e hijas y, sobre todo, por creer que una enseñanza pública es sinónimo de calidad.

Llegados a este punto, me di cuenta que, jugando con las palabras, había concluido el trabajo que me había encomendado Julián y, entonces, me vino a la mente la frase con la que Lope de Vega acaba el Soneto de repente: “contad si son catorce, y ya está hecho”. A veces lo, aparentemente complicado, no lo es; lo imposible es lo que no intentamos nunca; los problemas deben ser retos y no obstáculos.

Ni mucho menos pretendo compararme con Lope, faltaría más. Pero quiero que entendáis que, si hubiera tenido más tiempo, seguramente habría salido otro texto de la pantalla de mi PC o, quizás el mismo, no lo sé. Lo importante es que estoy aquí, leyéndoos estas palabras en nombre de todo el claustro de profesores y que el resultado conseguido me satisface y no finjo sorpresa como hace Lope, por haber conseguido encajar los catorce versos, más bien al contrario; trabajando bajo presión como muchos de vosotros habéis hecho, al final, he conseguido llegar a la meta y, me siento honrada de haber podido mostrarlo a todos los que nos acompañáis esta tarde y agradecida por vuestra atención.

Hasta siempre y mucha, mucha suerte.

Rosa Mª Pujante Belvis

Profesora de Geografía e Historia

Etiquetado como:

Deja un comentario

"La educación es un viaje entre culturas"
El presente proyecto ha sido financiado con el apoyo de la Comisión Europea. Esta publicación (comunicación) es responsabilidad exclusiva de su autor. La Comisión no es responsable del uso que pueda hacerse de la información aquí difundida